Hace unos meses os contábamos una breve historia de cómo llegó la tradición conservera a nuestra localidad. Cómo desde Sicilia llegaba hasta nuestras costas la familia siciliana Vella Scatagliota con el secreto de esta elaboración. Un proceso que pronto se convirtió en tradición y que se remonta al siglo XIX.
Pero son muchas más las razones de por qué se elabora en Santoña la Anchoa del Cantábrico y, entre ellas, están las delicadas manos de nuestras sobadoras. Ellas son las encargadas de desespinar con esmero cada filete y colocarlo en la lata para su posterior envasado.
Además, la lonja de Santoña cada día trae el mejor pescado y los mejores bocartes con los que elaborar nuestras conservas.
Y es que en Conservas Silvia somos amantes de la tradición y de la calidad, por eso estamos vinculados a Santoña donde producimos con orgullo nuestras excepcionales Anchoas del Cantábrico